Nuevas evidencias sobre los agrotóxicos en la salud de los niños

Científicos de la Universidad de Berkeley, California, han publicado recientemente datos sólidos donde se documenta que los agrotóxicos pueden tener efectos dramáticos sobre la salud de los niños.

Durante doce años, la Dra. Brenda Eskenazi y sus colegas han trabajado con clínicas comunitarias y otras organizaciones en Salinas Valley, California, para documentar cómo la salud de los niños se ve afectada por la exposición diaria y permanente a los agrotóxicos.

El estudio llevado a cabo por el Centro para la Evaluación de la Salud de la Madre y el Niño de Salinas (CHAMACOS), muestra que los niños están expuestos a los agrotóxicos durante su infancia e incluso antes de nacer y que los efectos de ello sobre la salud son alarmantes.

En año 2000 el equipo de Eskenazi reclutó para el estudio a cerca de 600 mujeres embarazadas para medir los niveles de varios agrotóxicos en sus cuerpos. Una vez que nacieron sus hijos, también se convirtieron en sujetos de estudio a partir de pruebas de agrotóxicos en muestras de sangre del cordón umbilical inmediatamente después del nacimiento. Luego, los investigadores han realizado un seguimiento sobre la salud de los niños a través del tiempo. Los resultados se publican periódicamente y en los últimos datos (diciembre 2010) se describen efectos dramáticos en cerebros y sistemas nerviosos en desarrollo.

A la edad de 2 años, hijos de madres que tenían los niveles más altos de residuos de agrotóxicos organofosforados en la orina presentaban mayor riesgo de "trastorno generalizado del desarrollo”. Los síntomas incluyen efectos en el comportamiento, como tener miedo a probar cosas nuevas, la incapacidad de tolerar cualquier cosa fuera de lugar, e imposibilidad de mirar a una persona a los ojos, signos que responden a comportamiento del espectro autista. A los 5 años, los niños que habían estado expuestos a la mayoría de los agrotóxicos en el útero estaban en mayor riesgo de déficit de atención / hiperactividad (TDAH por sus siglas en inglés). Mientras los niños siguen creciendo, los investigadores están estudiando si la mayor exposición prenatal está relacionada con problemas de aprendizaje, problemas de conducta, asma, diabetes y obesidad.

Si bien la situación es sin duda peor en las comunidades agrícolas, los niños en las zonas urbanas pueden enfrentar riesgos similares. Datos de los Centros para el Control y la Prevención sugieren que el nivel de contaminación por agrotóxicos de los niños en todo el país, independientemente de la proximidad a la agricultura, es lo suficientemente alto como para plantear dudas sobre el impacto de los agrotóxicos en su desarrollo. Esto significa que la exposición habitual a agrotóxicos en los alimentos que comemos puede no ser tan segura como nos quieren hacer creer.

En Uruguay ¿nuestros niños están protegidos?

Las investigaciones realizadas por la Universidad de Berkeley y los resultados alcanzados deberían de ser un llamado a la reflexión sobre el uso masivo de agrotóxicos y su aumento a medida que se extiende la frontera agrícola y forestal.

La población rural está constantemente expuesta al uso de los agrotóxicos, siendo las mujeres y los niños los más vulnerables. Por otro lado, las regulaciones emitidas por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca poco ayudan a proteger a estos grupos.

De acuerdo a las regulaciones existentes sobre fumigaciones aéreas en centros urbanos, suburbanos y centros poblados, éstas están permitidas a más de 500 metros de dichos centros en todos los departamentos (excepto en Canelones, donde está prohibido este tipo de aplicaciones) y las terrestres a más de 300 metros.

La otra regulación en relación al uso de estas sustancias es la que se refiere a las escuelas rurales, donde se prohíben las fumigaciones aéreas a una distancia inferior de 50 metros y las terrestres a menos de 30 metros de las escuelas.

Ninguna de las regulaciones anteriores menciona a los pequeños grupos de casas (que no llegan a ser centros poblados) o casas aisladas en el campo. Es decir, que sobre ellas se puede fumigar sin que ninguna regulación impida hacerlo. Tampoco se toma en cuenta la deriva de los agrotóxicos que quedan en el suelo, aire y agua, por lo que las regulaciones existentes son de muy escaso valor.

Otro punto importante a resaltar es la falta de información que existe sobre los análisis que realiza la Intendencia de Montevideo en las frutas y verduras que entran al mercado modelo. Estos se realizan pero los consumidores no tenemos acceso a los resultados, por lo que no tenemos conocimiento de cuantos y cuales son los residuos de agrotóxicos que consumimos diariamente.

Es decir, que las frutas y verduras, que supuestamente son saludables y aportan vitaminas y minerales, fundamentales para el buen desarrollo y crecimiento de los niños, podrían tener residuos de agrotóxicos y por ende resultar en impactos negativos sobre la salud de los niños expuestos a su consumo diario.

Tal vez, si médicos de nuestro país hicieran estudios como los realizados en la Universidad de Berkeley se encontrarían con resultados similares o peores a los de Salinas Valley,. En ese caso, las autoridades encargadas de controlar y autorizar el uso de estos venenos se verían forzadas a adoptar otras medidas al respecto, como por ejemplo, prohibirlos.


Referencia:
Salinas, California: The Salad Bowl of Pesticides

Fuente: RAPAL Uruguay, Enero 2011

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